No es una novedad lo poco valoradas que están algunas carreras de Humanidades, sobre todo aquellas relacionadas con las bellas artes, esos estudios que encauzan a los jóvenes amantes del arte a convertirse en artistas.
Tras mi paso por la Universidad, y el contacto con personas que se dedican a esta disciplina, he podido ver lo difícil que es, simplemente plantearse, el vivir del arte. Sin embargo, también me ha llevado a pensar, si un artista es solo el que tras finalizar sus estudios y residencias artísticas en los mejores centros de arte, se dedica a la venta de sus obras. Quizás sí. O no. También hay muchos otros, que muy lejos del sector del mercado artístico, buscan su camino para poder vivir de su pasión, creando así maravillosas obras de arte.
Les diría que sean curiosos, que prueben todas las técnicas y estilos posibles, porque solo de esta forma encontrarán nuevos medios para expresarse a través del arte.
Patricia Merchán. 24 años. Almendralejo-Madrid. Graduada en Bellas Artes con una especialidad en Conservación del Patrimonio Cultural

Conocí a Patri Merchán en 2018, convirtiéndose al poco tiempo en una de mis más preciadas amistades. Juntas hemos vivido grandes momentos, de incertidumbre he de decir, sobretodo aquellos en relación a nuestro futuro profesional.
Tuvimos la idea de hablar sobre lo difícil que es para un estudiante de bellas artes terminar los estudios sin una perspectiva de futuro; las dudas, los miedos y las inseguridades que muchos sufren al encontrar que sus estudios son poco valorados. Su experiencia ha sido como la de otros muchos jóvenes artistas, por lo que creemos que es importante que nos hable de ello.
¿Para qué sirve eso? si eres alguien de este mundo, te habrán hecho esta pregunta muchas veces. Nosotras respondemos ¿y para qué no?
¿Por qué decidiste estudiar Bellas Artes?
Desde muy pequeña, lo único que hacía para entretenerme era dibujar. Recuerdo que tenía muchos cuentos, que más que leerlos, miraba sus ilustraciones e intentaba reproducir los dibujos con lápices de colores. Cuando fui un poco más mayor (8-9 años), quise probar con óleos y mis padres me apuntaron a clases de pintura en un barrio de mi pueblo. Me di cuenta de que me encantaba. Me relajaba mucho sin ser consciente de ello. Digamos que todo ello fue guiándome y fue entonces cuando me planteé estudiar el bachillerato de Artes en la Escuela de Arte y Diseño Superior de Mérida. Lo tenía bastante claro en mi cabeza porque sentía que era (y sigue siendo) algo que me representaba, algo que formaba parte de mí desde que tengo uso de razón.
¿Qué pensaron tus familiares y amigos cuando les dijiste que querías estudiar esta carrera?
He tenido la suerte de tener una familia que siempre me ha apoyado en todas mis decisiones. La posibilidad de estudiar Bellas Artes rondaba en mi cabeza desde el instituto, y los comentarios negativos y poco esperanzadores fueron reales, pero no por parte de mi familia. Ellos han sido siempre conscientes de que se trata de una carrera con difícil salida y futuro laboral, además de cara, porque se necesitan continuamente materiales nuevos para afrontar las asignaturas. Pero han sabido transmitirme el sentimiento de perseguir y hacer lo que a uno le apasiona, aunque suponga un mayor esfuerzo.

¿El arte forma parte de tu día a día?
Sin duda alguna. Cuando aún estudiaba la carrera, el practicar diferentes técnicas y formas de expresarme con el arte era constante. Hoy en día no me dedico a ello, pero sigo cuentas de artistas emergentes y profesionales en las redes sociales. Además, tengo la suerte de estar rodeada de amigos que aman el arte de igual forma y ese espíritu se transmite.
¿Qué pensabas cuando realizabas la carrera de bellas artes? ¿A qué querías dedicarte?
Al principio todo era como un sueño. Las asignaturas de dibujo, pintura y escultura se desarrollaban de manera totalmente presencial, dedicando el horario lectivo de clase (4/5 horas al día) íntegramente al desarrollo de ideas, bocetos y copias del natural. Era una completa dedicación porque incluso al llegar a casa había que seguir trabajando. Por aquel entonces rondaba en mi cabeza el ser artista independiente, dedicarme a crear mis propias exposiciones y mostrar mis obras al mundo. También pensaba en ser ilustradora de cuentos infantiles, de hecho, mi trabajo de fin de carrera fue la creación de un cuento infantil. Pero a lo largo de los años, las cosas cambian, y me di cuenta de que mi vocación no era crear arte, sino estar detrás de la obra, es decir, dedicarme a ella desde otro punto de vista. Decidí por ello estudiar el Máster de Conservación del Patrimonio Cultural en la Universidad Complutense de Madrid. Y aunque todo se ha paralizado por el Covid-19, confío en seguir formándome para trabajar en museos, galerías o centros de arte.

¿Crees que es fácil para los estudiantes de arte hacerse un hueco en el mundo laboral?
Bajo mi punto de vista creo que no es del todo fácil, sobretodo por la falta de ayudas para encontrar trabajo y prácticas profesionales para los jóvenes artistas. Esta dificultad la encuentran sobretodo aquellas personas que quieren formar parte del mercado del arte, ya que por desgracia, el consumo artístico en nuestro país no es elevado y esto hace que se ponga en juego su capacidad emprendedora. Es por ello que muchos artistas emergentes decidan probar suerte en otros países, donde muchos encuentran diferentes oportunidades. De todas formas, considero que todo depende del esfuerzo y del grado de constancia que tengas, así como de la motivación para conseguir aquello que te propongas.
¿Cuáles crees que son las salidas, además de formar parte del mercado del arte, para un graduado en bellas artes?
Quizás la primera impresión que tenemos al pensar en las salidas profesionales que tiene un graduado en Bellas Artes no sean demasiadas, pero lo cierto es que hay muchas y muy diversas. La suerte de esta carrera es que abarca diversas disciplinas, desde la pintura, el dibujo, la escultura y el arte gráfico que son las mas tradicionales, a audiovisuales y multimedia, fotografía, animación, videoarte, etc. que son las disciplinas que han ido creciendo a medida que lo han hecho los nuevos medios y la tecnología.
Todo dependerá de la formación que recibas y el camino que escojas. Además de formar parte del mercado del arte, puedes dedicarte al diseño gráfico, diseño de interiores, diseño textil y moda o diseño industrial, entre otros. Hay quienes descubren que su vocación no está en crear arte, pero sí estar rodeado de él. Estas personas pueden seguir formándose en historia del arte, mercado del arte, conservación y/o restauración de bienes culturales, para poder trabajar más tarde en galerías, museos o centros artísticos. Existen muchas más posibilidades, todo depende de las preferencias de cada uno, lo que sienta que es más acorde a su trabajo o lo que desee hacer en un futuro.

¿Conoces a gente que trabaje en algo relacionado con las bellas artes?
Sí, tengo amigos y conocidos que trabajan en agencias de publicidad como creativos de arte, otros que son ilustradores e incluso artistas que viven de su trabajo exponiendo sus obras. Algunos han encontrado la forma de aprovechar su tiempo libre para desarrollar su creatividad. Mientras, trabajan en museos o en cosas que no están relacionadas con el arte, pero que les aportan una estabilidad económica hasta encontrar su camino. Todos ellos a su manera y estilo, realizan unos trabajos increíbles. Y todos coinciden en algo: constancia, trabajo y motivación.
¿Qué les dirías a aquellos que quieran cursar estos estudios?
Les diría que si lo tienen claro no duden en hacerlo. Que no se dejen llevar por los comentarios negativos de las personas que no ven futuro en nosotros, porque siempre va a depender de nosotros mismos y nuestra actitud.
Les diría que el camino quizás no sea fácil, será sacrificado y a veces habrá dudas, desmotivación, cansancio, pero hay que ser pacientes y fieles a uno mismo. No siempre se van a conseguir todos nuestros objetivos, pero es necesario aprender de nuestros errores y convertirlos en nuevas oportunidades. El mundo del arte es muy amplio y está en constante evolución. Tengo claro que con esfuerzo y una mente positiva y emprendedora se pueden conseguir muchas cosas. Por último, les diría que sean curiosos, que prueben todas las técnicas y estilos posibles, porque solo de esta forma encontrarán nuevos medios para expresarse a través del arte.