Introducción: aspectos comunes
A finales del IV milenio en Oriente Próximo surgen dos grandes civilizaciones urbanas, Egipto y Mesopotamia, que tienen en común toda una serie de características:
- Se sitúan junto a ríos. En Egipto, junto al Nilo, y en Mesopotamia, junto al Tigris y Éufrates. En los valles fluviales la agricultura es más fértil.
- Economía basada en la agricultura, con una gran presencia de comercio marítimo y artesanía.
- Sociedad jerárquica, con un monarca al que sirve una minoría, funcionarios y sacerdotes. Los súbditos era la población mayoritaria, compuesta por los campesinos y artesanos.
- Poder político y religioso en la figura del rey.
- Gran desarrollo cultural que dará lugar a interesantes manifestaciones artísticas.
En cuanto al arte que desarrollan ambas civilizaciones, también tendrán rasgos comunes:
- El arte busca reflejar el poder y la religión.
- Hieratismo en las representaciones de dioses y reyes (solemnidad).
- Los únicos espacios decorados son los templos y los palacios.
- Se trata de un arte conceptual, intenta transmitir una idea.
- Ley de frontalidad: las figuras se representan de frente, exceptuando la cabeza y las piernas que se hacen de perfil.
- Ley de jerarquía de tamaños: los personajes más importantes son más grandes.
Egipto
La historia de Egipto puede dividirse de la siguiente forma:
- Imperio Antiguo (2.635-2.154 a.C. / III-IV Dinastías). La capital era Menfis. Es un periodo de esplendor político y artístico. Es el momento en el que se construyen las grandes pirámides.
- Primer Periodo Intermedio (2.154-2040 a.C. / VII-X Dinastías). En este momento tienen lugar diferentes luchas de poder.
- Imperio Medio (2.040-1785 a.C. / XI-XII Dinastías). La capital era Tebas.
- Segundo Periodo Intermedio (1.783-1.551 a.C. / XIII-XVII Dinastías). Invasión de los hicsos.
- Imperio Nuevo (1.551-1.080 a.C. / XVIII-XX Dinastías). Se expulsa al pueblo hicso y comienza una nueva etapa de prosperidad. La capital continúa en Tebas.
- Baja Época (1.080-30 a.C.). En este momento comienza la decandencia de Egipto. El territorio fue conquistado por etíopes, asirios, persas, griegos y romanos.
El periodo anterior a la unificación del país bajo un solo soberano se conoce como Egipto Protodinástico. La unificación se llevó a cabo por el faraón Narmer. Este momento consistía en la división de dos reinos: el Alto y Bajo Egipto. El alto Egipto era la zona sur, desde Karnak hasta Nubia. El bajo Egipto era toda la zona correspondiente al norte. La corona blanca representa al alto Egipto y la roja al bajo. La combinación de ambas representa al Egipto unificado.
Paleta de Narmer realizada en esquisto verde en la que aparece representado el faraón. La paleta se utilizaba como soporte para aceites y ungüentos.
La religión fue un elemento importantísimo en el desarrollo de la civilización egipcia. Los dioses toman un papel fundamental en su estilo de vida y sistema social. No existía un único dios sino todo lo contrario. Por lo general tenían cuerpo humano y cabeza de animal, por lo que se les conoce como antropomorfos.
Todas las manifestaciones artísticas van a estar en estrecha relación con los dioses. Se creía que el faraón había llegado al mundo para gobernar a sus súbditos y una vez muerto debía volver con los dioses. Quizás por eso los egipcios denominaron a las pirámides mer, es decir, escaleras.
La muerte era concebida para lo egipcios como el paso de la vida terrenal a la vida eterna. Por ello, al morir se acompañaba al difunto con todo su ajuar, que le sería necesario en la otra vida (alimentos, muebles, sirvientes, joyas etc). Sin embargo, lo más importante era conservar el cuerpo, de ahí todo el ritual de la momificación.
Arquitectura Egipcia
Arquitectura funeraria
Características principales:
- Colosalismo: construcciones de inmenso tamaño al estar concebidas para la eternidad.
- Materiales acorde a la función del edificio: siempre en relación con el tipo de construcción que iba a realizarse. Las casas de uso temporal se realizaban con materiales pobres como el abode, barro y troncos de palmera. Las tumbas y templos se realizaban en piedra caliza, arenisca, granito o diorita. Estas piedras eran trabajadas con maestría y talladas en perfectos sillares.
- Armonía: se busca la compenetración con el entorno geográfico. Los edificios deben concordar con el paisaje y la luz del desierto.
- Arquitectura arquitrabada o adintelada: el soporte principal es la columna, que adornaron con formas vegetales o antropomórficas.
- Decoración antropomórfica: capitel hathórico
- Decoración vegetal: capiteles lotiformes, papiriformes, campaniformes, palmeriformes.

Las tumbas
La Mastaba
“Un arte hecho por los vivos para los muertos”. Así describió M. Cinotti el arte egipcio. Es lógico pensar que en una civilización donde se da tanta importancia a la vida y la muerte, los edificios más importantes serán las tumbas, desde las primitivas mastabas, hasta las pirámides e hipogeos.
Las primeras tumbas fueron las mastabas. Los primeros faraones van a enterrarse en estas construcciones realizadas en adobe. La mastaba tiene forma troncopiramidal invertida, con paredes en talud y una techumbre plana. Se formaban por dos partes: la subestructura y la superestructura.
En la subestructura, en el centro aparece la cámara funeraria, rodeada por estancias para diferentes usos. El acceso a esta parte inferior se realizaba por una especie de pozo que se realizaban después de introducir el sarcófago.
La superestructura es lo que quedaba visible. Rodeadas por un pequeño muro, marcando el territorio sagrado. Pegado al muro aparecen pequeñas tumbas pequeñas, de miembros de la corte, que habían sido sacrificados cuando el faraón fallecía. Esta práctica sólo se llevó a cabo en la I y la II Dinastía. Posteriormente se inventaron unas figuritas que enterradas con el difunto, debían servirle en la otra vida.

Mastaba del rey Shepseskaf
Estas mastabas estaban siempre identificadas por medio de estelas, que aparecían en un lugar visible y señalaban quién era el faraón enterrado. Encontramos la Estela del Rey Serpiente, en la Necrópolis de Abydos. Es una estela de carácter conmemorativo que marca ya el modelo de lo que serán las estelas egipcias, estrechas y redondeadas en la parte superior, realizadas en piedra caliza.
Es interesante por el bajo relieve en el que encontramos una serie de elementos muy característicos. La figura, que evoca la fachada del palacio, el Serej, es el receptáculo donde se va a incorporar el nombre del faraón. El jeroglífico, una serpiente, es la representación del faraón. Sobre ésta, se sitúa el halcón que representa al Dios Horus.

Estela del rey serpiente que anunciaba la proximidad de su mastaba
Las pirámides
Se debe tener en cuenta que desde sus orígenes, la tumba egipcia tuvo una doble función; lugar de enterramiento y ofrendas. Partiendo del modelo de enterramiento conocido hasta ese periodo, la mastaba,
los egipcios desarrollaron un nuevo tipo de tumba: la pirámide. La que llamaremos “fase experimental de
la pirámide” se caracteriza por una búsqueda intuitiva de la forma y estructura.
Durante el Imperio Antiguo las primeras pirámides que se construyeron se conocen como pirámides escalonadas. La primera fue la mandada construir por el faraón Zoser, durante la III Dinastía. Fue diseñada por el arquitecto Imhotep.

Pirámide de Zoser
La pirámide final se compone de seis niveles, destacando el carácter experimental del proyecto y la cautela al utilizar pequeños bloques de piedra. Un largo pozo permitía el acceso a la cámara funeraria, hecha de granito rojo. En su interior tiene un sinfín de corredores que conforman un laberinto de túneles, entre los que se hallaron las tumbas de los miembros de la familia real.
Bajo ella se construyó una residencia subterránea, que se interpreta como diminutas réplicas de las habitaciones del palacio de Menfis. Destaca la decoración de los muros con azulejos de colores.
Pero lo que nos interesa es comprender su simbolismo, muy ligado a la figura de su arquitecto. Imhotep era sumo sacerdote del dios solar Ra y debía estar muy familiarizado con la idea de que el faraón tras la muerte partía al más allá para reunirse con los dioses, por lo que algunos investigadores ven la pirámide de Zoser como una escalera hacia el cielo.

Plano del complejo funerario del faraón Zoser
El complejo funerario es algo más que la pirámide, no es solo un mausoleo real sino también un escenario de celebraciones y actividades mágicas. Es un gran recinto con distintas edificaciones, rodeado por una gran muralla, que recuerda a la muralla blanca de Menfis. Hay trece puertas falsas, que simulan puertas de piedra abiertas.
El pórtico de acceso, o sala hipóstila, es una especie de largo corredor procesional techado y columnado. Las cuarenta columnas son fasciculadas, rememorando formas vegetales de la arquitectura precedente. Las columnas están conectadas entre si o adosadas a los muros longitudinales. De este modo surge una nave central con más altura que las laterales, que componen cuarenta capillas. La función de estas capillas no está clara, pero se cree que albergaban estatuas del rey Zoser.
Durante la IV Dinastía asistimos al punto culminante del desarrollo de la estructura piramidal, cuyo máximo exponente es la gran pirámide de Keops.
En la meseta de Giza, próxima a El Cairo, el faraón Keops, hijo de Snefru, mandó levantar su complejo funerario, con su gran pirámide de bloques de granito inspirado por las imponentes construcciones de su padre. Desde el punto de vista técnico es un proyecto de gran precisión, con un detallado cálculo de los pesos y las cargas, que determina el uso adecuado de ciertos materiales y con una calidad excelente.
La pirámide, sufrió distintas transformaciones durante su construcción en su estructura interna. Es la más grande de las pirámides egipcias, aunque su altura actual es menor que la inicial, pues le falta el revestimiento y algunas capas de la cúspide debido a expolios.

Pirámide de Keops o Gran Pirámide de Giza
Se distinguen tres fases constructivas en las que se realizaron varios corredores y cámaras funerarias, como la mal llamada cámara de la reina. En la última fase se realiza la Gran Galería, importante logro arquitectónico cuyo precedente es la cámara de la pirámide romboidal de Snefru, que consiste en un espacio de cuarenta y seis metros de longitud y ocho metros y medio de altura, que de forma ascendente nos hace penetrar en el corazón de la pirámide.
Al final de la Gran Galería hay un estrecho pasadizo que conduce a la Cámara del rey, precedida de una especie de antecámara en cuyas paredes este y oeste hay unas largas ranuras diseñadas para sostener tres rejas de granito. Lo más curioso de esta cámara es su techo plano, encima de la cual hay cinco compartimentos separados cuya finalidad era la de descargar los pesos y eliminar así el riesgo de hundimiento del techo.
A la izquierda: la gran galería. A la derecha: la cámara del rey
Debido a su ubicación, en un terreno un poco más elevado, da la sensación de que la pirámide de Kefrén, sucesor de Keops, es más alta. Uno de los rasgos más destacados es que conserva el recubrimiento original en la cúspide, de piedra caliza de tura y de granito rojo en la base.
Tiene dos entradas, la primera en la cara norte, que conduce a un corredor largo y estrecho, parcialmente cubierto que desciende al interior de la pirámide y luego sigue horizontalmente hasta la cámara funeraria. La segunda entrada está por debajo del nivel de la pirámide, dando paso a un corredor descendente que prosigue en horizontal y luego sube de forma abrupta hasta enlazar con la zona horizontal del primer pasadizo.

Pirámide de Kefrén
La importancia arquitectónica de este complejo radica en la presencia de todos los elementos arquitectónicos de los complejos funerarios ya plenamente desarrollados: un templo del valle intacto, las bases de la calzada visibles y una buena parte del templo funerario.
El templo del valle de Kefrén estaba destinado a la realización de los ritos de purificación, embalsamamiento del cuerpo del rey y la ceremonia de la “apertura de la boca”. Sus vestíbulos de granito pulimentado se prolongan hacia el interior hasta acabar en una pared lisa, dónde el camino gira en ángulo recto hasta una antecámara rectangular.
Desde ésta se llega a una sala hipóstila en forma de “T” invertida. Una larga calzada en línea recta unía el templo del valle con el templo mortuorio, en diagonal para salvar una depresión del terreno. Las paredes de la calzada eran inclinadas en su parte exterior y quizás el interior se decorase con relieves.
A la izquierda: reconstrucción del conjunto funerario de Kefrén. Debajo, el Templo del Valle que conecta con la pirámide a través de la calzada. A la derecha: una de las galerías del templo del valle.
La tercera pirámide real -Pirámide de Micerinos– que compone el complejo de Giza pertenece a Micerino, faraón de la IV Dinastía, que levantó una pirámide revestida con piedra caliza de Tura en la parte superior y granito rojo en la inferior. Al sur de la pirámide hay un grupo de tres pirámides subsidiarias, inacabadas y quizás pertenecientes a la reina principal y alguna princesa. Junto a la cara este se encontró un pequeño templo funerario. Se aprecia muy bien la doble finalidad, como patio de veneración y lugar de ofrendas.

Pirámide de Micerinos y las tres subsidiarias
Las pirámides de la V y VI Dinastía son mucho más modestas. Ya no encontramos grandes tumbas, sino que los faraones se entierran en modestas pirámides en Abusir, sobre todo en la V Dinastía y en la Necrópolis de Saqqara en la VI. Estas pirámides modestas no indican necesariamente menos recursos disponibles, sino quizás el deseo de distribuir mejor las energías productivas.
Esto supone la pérdida de la importancia de la pirámide real, pues veremos ejemplos de una arquitectura de calidad inferior a la de sus predecesores, aunque por el contrario los templos funerarios y edificios secundarios se hacen más complejos y refinados.

Pirámides de Abusir
Templos
Los primeros templos de culto no han llegado hasta nuestros días al estar realizados en adobe y madera. Es a partir de la tercera Dinastía, con el faraón Zoser, cuando comienza a utilizarse la piedra para la construcción de los templos.
Templos Solares
Parece que a finales de la IV Dinastía se produce un creciente culto a Ra, deidad solar. Durante la V Dinastía vamos a encontrar un linaje de reyes que convertirán el culto a Ra en la religión oficial del estado egipcio. Nueve reyes componen esta dinastía, seis de los cuales se dedicaron a levantar templos solares, aunque solo se han hallado los restos de los templos de Niuserre y de Userkaf. Construidos a cielo descubierto, es el reflejo de una nueva doctrina religiosa: la mística solar del clero de Heliópolis.
El templo solar de Niuserre (2.420-2.380 a.C.), en Abu Ghurab, fue erigido por el monarca Niuserre. Dedicado al Dios Ra, fue configurado a cielo descubierto pero marcando el recinto sagrado a través de un muro, más o menos elevado.
En el centro de este patio se erige el elemento fundamental, el obelisco; ubicado sobre un alto basamento. Éste, es el símbolo del Dios Ra. Esta imitando una estructura que existía en el santuario principal de Ra en Heliópolis. El obelisco recibía los primeros rayos del sol al amanecer. Justo enfrente se situaba un altar, orientado a los cuatro puntos cardinales.

Dibujo del templo solar de Niuserre
El templo también dispone de una calzada procesional que conectaba con una especie de Templo del Valle situado a la altura del río. Fuera del recinto sagrado se construía una barca solar en ladrillo de grandes
dimensiones, que hacía alusión a la barca del Dios Ra. La importancia del culto del sol se refleja de manera notable en este ejemplo de arquitectura.
A partir del Imperio Medio, aunque sobretodo en el nuevo, va a ganar importancia una nueva forma de enterramiento: los hipogeos. Son tumbas excavadas en la roca de los acantilados del Nilo o en el Valle de los Reyes. Pasaban inadvertidos, lo que dificultaba las profanaciones. Los hipogeos tenían varias estancias y estaban ricamente decoradas con pinturas y relieves. El más importante es el Templo de la reina Hatshepsut, en Deir el Bahari. Un templo al que se accedía a través de una serie de terrazas escalonadas y rampas.

Templo de Hatshepsut
Finalmente, para concluir con la arquitectura funeraria, debemos mencionar los speos. Una combinación de templo y hipogeo, también excavados en la roca. Destaca el Templo de Abu Simbel, dedicado a Ramsés II.

Templo de Ramses II en Abu Simbel
Arquitectura religiosa
A partir del Imperio Nuevo podemos hablar de una características comunes en los templos egipcios.
- Trazado rectangular y simétrico
- Avenida de las esfinges: calzada que daba acceso al templo. Conducía a los pilonos en talud donde se situaba la entrada.
- Frente a la puerta se colocaban dos obeliscos (símbolos del sol).
- Tras la puerta, un patio porticado o sala hípetra y a continuación, una sala cubierta o sala hipóstila.
- Seguidamente, la sala de la barca, donde permanecía la barca sagrada.
- Al final del templo se encontraba la capilla donde se guardaba la estatua del dios.
- A medida que avanzabas, los techos y la iluminación disminuían. El objetivo era crear un ambiente para favorecer la adoración del dios.
Los templos más característicos son los Templos de Karnak y Luxor, en Tebas.
A la izquierda: la sala hipóstila del Templo de Karnak. A la derecha: la entrada del Templo de Luxor donde se aprecian los dos pilonos en talud.
Escultura egipcia
En Egipto, las estatuas están muy ligadas a la arquitectura funeraria y religiosa. Tienen dos usos fundamentales, el cultual y el funeral. Cada escultura es potencialmente un retrato, pero el parecido no suele encontrarse en los rasgos fisionómicos. El personaje se identifica más por su pose, el vestido, y sobre todo por su nombre, que lleva inscrito. Los escultores eran considerados artesanos. Es curioso como el término “escultor”, en egipcio antiguo, significa, “el que hace vivir”, el que da vida a un objeto.
Técnicamente podemos hablar de dos tipos de escultura, la de bulto redondo y el relieve. Algunas de sus características principales son:
- Hieratismo, rigidez y simetría
- Ausencia de movimiento o incluso figuras sedentes
- Inexpresividad
- Ley de frontalidad
- Esculturas bloque, trabajadas en cuatro planos
- Se utiliza policromía, pasta vítrea (para los ojos) y resina para dar más realismo al rostro.
- Sobretodo realizadas en piedra (caliza, diorita, granito)
Entre las imágenes regias de bulto redondo pertenecientes a la III Dinastía, destacamos la Estatua del faraón Kefrén. Es una escultura de tamaño natural, esculpida en diorita finamente pulida. En ella el monarca se halla sentado sobre un trono de alto respaldo, sostenido por dos leones, con los brazos apoyados sobre los muslos en postura de rígida simetría. Por detrás del nemes aparece el Dios Horus bajo forma de halcón, divinidad de la que Kefrén es su encarnación. Su rostro con barba postiza, se muestra sutilmente sonriente y su cuerpo se viste con un faldellín corto y plisado.
Se trata de una imagen idealizada, hierática y serena que transmite una sensación de realismo concedido. Forma parte de la estatuaria privada. Respecto a la iconografía, se estipula una imagen oficial del faraón. Entronizado, con la barba osiríaca; en esta estatua se hacía alusión a las dos naturalezas del faraón; la divina y la mortal. En los laterales del trono aparecen unos elementos vegetales, lotos y papiros unidos, que hacen una referencia simbólica del Alto y el Bajo Egipto.

Estatua sedente de bulto redondo del faraón Kefrén
Otra escultura de gran importancia es la Tríada de Micerino. En el centro aparece el faraón con el torso desnudo, musculoso, acompañado siempre a la izquierda por la Diosa Hathor. Al otro lado aparecen diferentes figuras que representan los diferentes nomos (provincias). Realizada en Diorita. Podríamos denominarla como un altísimo relieve, ya que está adosado a un lienzo de muro que aparece en la parte trasera. Las Tríadas de este faraón, son el primer ejemplo de representación del soberano en compañía de divinidades.

Tríada de Micerino
En cuanto a la estatuaria de cortesanos, podemos señalar el grupo de Rahotep y Nofret, procedentes de su tumba en Meidum, de la IV Dinastía.
Las imágenes de cortesanos presentan estereotipadas las facciones del rostro y evocan los rasgos de los reyes. El principal material utilizado sigue siendo la piedra caliza policromada. Los hombres acostumbraban a estar sentados en una silla con el torso desnudo, un brazo cruzado sobre el pecho y el otro apoyado en uno de los muslos. Sus piernas finalizan en gruesos tobillos y grandes pies, mientras que la cabeza, es grande y descansa sobre un corto cuello.

Rahotep y Nofret
Las mujeres ofrecen caracteres muy similares, percibiéndose su anatomía bajo sus vestimentas. Se trata de
figuras completamente sedentes, esculpidas con arcaicos rasgos. Llama la atención el diferente color de las figuras; él, muestra una piel de un tono muy dorado. Las mujeres, que salían poco, se protegían constantemente de los rayos solares. Su piel es una piel completamente pálida. Los dos personajes aparecen sentados con la mano izquierda sobre el corazón. El corazón era para los egipcios, toda la fuerza de la persona.
Los egipcios fueron muy detallistas y minuciosos en la representación. La mirada, los tocados. Toda la zona inferior es mucho más tosca, menos trabajado. En los ojos encontramos incrustados cristal de roca.

Detalle de Nofret. Puede verse en los ojos las incrustaciones de cristal de roca.
En cuanto a la escultura en relieve, se utilizó para la decoración de tumbas, templos y palacios. Cumplió una triple funcionalidad: la político-religiosa, propagandística y como reflejo de la vida cotidiana.
Las composiciones son siempre simétricas y ordenadas simbólicamente. Los temas van desde las escenas cotidianas hasta las grandes hazañas de los faraones, siempre contados en una hilera horizontal.
Un ejemplo representativo es la Estela de la princesa Nefertiabet, de la IV Dinastía, una placa en piedra caliza policromada. Su función era evitar que el difunto no muriera de hambre en la otra vida. Se representan ofrendas. La princesa aparece sentada en un taburete con sus mejores galas, un vestido de piel de leopardo. Frente a ella se sitúa la mesa de ofrendas, panes de corteza dorada, alimentos etc.

Estela de la princesa Nefertiabet
Es necesario comentar que durante el reinado del faraón Akenatón, durante el periodo de Amenofis IV, faraón de la XVIII dinastía, con capital en Ell El-Amarna, se pusieron en cuestión las bases de la religión tradicional, lo que se vio reflejado en la escultura. El faraón protagonizó una herejía monoteísta dando lugar a un arte más humanizado y menos hierático. Un ejemplo de ello es el Busto de Nefertiti.

Busto de Nefertiti
Pintura egipcia
En cuanto a la pintura, casi siempre se usa en el ámbito funerario. Las pinturas murales no eran decorativas sino que servían para reflejar las necesidades del difunto en la otra vida. Por ello, las pinturas debían ser lo más realistas posibles por lo que nos aportan mucha información sobre la vida cotidiana en Egipto.
Algunas características de la representación del ser humano son:
- Representación del rostro y piernas de perfil
- Los ojos de frente
La composición siempre se realizaba mediante bandas horizontales. Al igual que en la escultura, en la pintura el uso de colores estaba sometido a convencionalismos. La piel del hombre siempre era más oscura que la de la mujer. Los ojos se perfilaban en negro (color que simboliza la muerte y la resurrección).
Los temas más representados eran los funerarios: dioses, mitos y rituales; y las escenas de fiesta en las que el difunto aparece junto a sus familiares y amigos. Del mismo modo, podemos encontrar muchas pinturas relacionadas con la vida cotidiana o la naturaleza. Podemos destacar las pinturas de la Tumba de Najt.

Pinturas de la Tumba de Natj