Parte II: Arte del próximo oriente. Mesopotamia

Mesopotamia fue una extensa región situada entre los ríos Tigris y Éufrates, con una cultura y sociedad urbana muy avanzada, y que se desarrolló entre el 3.700 y el 300 a.C. Podemos dividir la historia de Mesopotamia en ocho periodos, aunque aquí nos centramos en realizar una división más acorde al desarrollo artístico.

  • Entre el 3.500 y el 2.000 a.C.
    • Periodo Sumerio
    • Periodo Acadio (Akkad)
    • Periodo Neosumerio
  • Entre el 2.000 y el 900 a.C.
    • Periodo Babilónico (unificación de Sumer y akkad)
    • Periodo Asirio
  • Entre el 900 y el 300 a.C.
    • Periodo Asirio Nuevo (Assurnasirparl II y Sargón II)
    • Periodo Neobabilónico (Naducodonosor II)
    • Periodo Persa (Darío I)

Fue en Mesopotamia donde se llevó a cabo la creación de la escritura cuneiforme. A día de hoy, disponemos de múltiples tablillas donde podemos encontrar este tipo de escritura, considerada una de las formas más antiguas de expresión escrita.

¿Cuál era la finalidad de estas tablillas? la administrativa. En estas tablillas se realizaban recuentos de ganado, objetos y pertenencias, por lo que se cree que se trataban de registros contables. Una de las más famosas es la Tablilla de Kish, fechada en el 3.500 a.C.

Tablilla de Kish, anverso y reverso. 3.500 a.C.

Los sumerios, a finales del IV milenio, empezaron a utilizar los pictogramas, representando palabras y objetos, pero no conceptos abstractos.

Del mismo modo, los mesopotámicos desarrollaron las matemáticas y la astronomía, lo que les permitió establecer un calendario lunar, fijando las doces constelaciones que dieron lugar al zodiaco.

Arte sumerio

Las condiciones naturales de la región no favorecían el desarrollo de grandes construcciones debido a la falta de materiales. Los edificios se realizaron en barro secado al sol o incluso cocido en horno, por lo que gran parte de la arquitectura monumental se ha perdido o no ha llegado hasta nuestros días, mostrándonos solo un pálido reflejo de esta apasionante civilización.

Fue durante el periodo sumerio, entre el 3.500 y el 2.000 a.C., cuando empiezan a verse las primeras ciudades-estado sumerias. La arquitectura de aquella época es exclusivamente de carácter religioso. Los templos que conocemos presentan una estructura muy simple, con un espacio sagrado destinado al dios y una mesa de ofrendas. Los recintos eran cuadrados o rectangulares y orientados a los cuatro puntos cardinales.

Los templos empezaron a construirse sobre una elevación artificial que simbolizaba la montaña sagrada, el punto de encuentro entre el cielo y la tierra. De esta forma surgió el Zigurat, el templo mesopotámico con forma piramidal. El más conocido es el Zigurat de Ur.

Zigurat de Ur. Se encontraba en la ciudad sumeria de Ur. Fechado hacia el 2.100 a.C.

Los zigurats se construían como una pirámide escalonada y se accedía a ellos a través de distintas plataformas conectadas por rampas y escaleras. En la cima se situaba el santuario, el espacio destinado a la realización de ceremonias. En algunos casos, los zigurats se construían como una pirámide y se rodeaba por una rampa ascendente en forma de espiral cuadrada.

Al rededor del templo se construían otras estancias destinadas a actividades relacionadas con el culto, almacenes u oficinas administrativas.

En cuanto a los orígenes de la escultura mesopotámica, estaba relacionada con las festividades religiosas, por lo que siempre se encuentran relieves en los vasos de uso ritual. En el Vaso de Warka, vemos como la narración se despliega en registros horizontales, representando escenas relacionadas con la celebración del años agrícola, animales, hombres portando ofrendas etc.

A la izquierda: Vaso de Warka. 3.300-3.100 a.C. A la derecha: Orante en alabastro. 2.750-2.600 a.C.

Las imágenes de este momento son de carácter devocional, ya que su única finalidad era la de ser colocadas en los templos, en los nichos del altar. Muy conocidas en este momento son las Esculturas de Orantes. Estas imágenes simbolizaban al propio sacerdote o al gobernante en oración permanente. Se creía que la estatua poseía fuerza y podía transmitir al dios la plegaria, por lo que se colocaban frente al altar.

La mayoría de las esculturas se realizaban en ricos materiales como el alabastro. Del mismo modo, se incrustaban piedras en ojos y cejas, y se pintaban los cabellos. Los sacerdotes orantes solían representarse con el torso desnudo y la cabeza rapada o con rizos. Las imágenes de esta época presentan unas características similares, son figuras estáticas y simétricas, que puedan aparecer sentadas o de pie y con las manos juntas en actitud de oración. Los ojos, suelen representarse siempre de gran tamaño y circulares.

Del mismo modo, debemos mencionar la Estela de los Buitres, una estela que conmemora la victoria de la ciudad de Lagash sobre la ciudad de Umma. En la parte superior vemos cómo el gobernador de Lagash avanza junto a un ejército. En el anverso de la estela se cuentan los hechos divinos que rodearon el hecho.

Estela de los Buitres. 2.450 a.C.

Finalmente, podemos hablar del Estandarte de Ur, una pieza en la que se describe alguna victoria militar y su posterior celebración. Las escenas aparecen en registros horizontales. El fondo, se realizó mediante incrustaciones de lapislázuli, mientras que las figuras se realizaron en nácar.

Estandarte de Ur. Arriba el panel de la guerra. Abajo, el panel de la paz. 2.500 a.C.

Durante el periodo acadio y el reinado de Sargon I, Mesopotamia sufrió cambios importantes. Sargón de Akkad, expandió el reino hacia sumeria, adoptando la cultura de esta región. En este momento el arte se vuelve más profano y se centra en la figura del rey. De este momento destaca la Estela de Naram-Sin, que describe las victorias de este rey sobre los pueblos enemigos. El rey aparece mucho más grande que el resto de personajes, deificado.

Estela de Naram-Sin. 2.250 a.C.

Arte asirio

Durante el periodo asirio, los intereses de los gobernantes fueron más terrenales que los de los sumerios. El mejor ejemplo de su arquitectura es el Palacio del rey Sargón II, construido en Dur Sharrukin, la capital del reino.

A la izquierda: fotografía realizada durante la excavación en una de las puertas del palacio en 1853. A la derecha: reconstrucción del área palaciega.

La ciudad se encontraba totalmente amurallada, al igual que el palacio en su interior. Además, tal como vemos en la reconstrucción, también se construyó un zigurat en el área palaciega.

Lo más característico del palacio es la decoración escultórica, que adornaba las puertas y los pasillos del palacio. Podríamos decir que las puertas estaban protegidas por dos enormes toros alados con cabeza humana, los denominados lammasus o toros androcéfalos. En la mitología mesopotámica, los lammasus eran divinidades protectoras, por lo que se colocaban presidiendo las puertas como símbolos de protección.

Toros androcéfalos del palacio. 706 a.C.

Del mismo modo, para llegar al salón del trono, se debía caminar por un largo pasillo decorado en su totalidad por grandes frisos esculpidos, cuyo único objetivo era exaltar la figura del rey.

Relieve del rey Sargón II junto a un dignatario. Decoración de uno de los muros del palacio, fachada L.

Del mismo modo, es necesario mencionar al rey Assurbanipal y la decoración de su palacio en Nínive. Se trata de una serie de bajorrelieves que representan una escena de caza. Las imágenes transmiten mucha tensión, movimiento y dramatismo.

Tras el esplendor del gobierno de este monarca, el imperio empieza su declive. En el 630 a.C. se establece una coalición para ir contra el imperio asirio. En el 612 a.C. el imperio es atacado y la ciudad de Nínive destruida.

Assurbanipal y la caza del león. 645-635 a.C.

Arte babilónico

En cuanto al periodo babilónico, el declive del imperio asirio a finales del siglo V a.C., supuso un renacer económico y cultural. La ciudad de Babilonia se convirtió en el centro del saber y la religión en Mesopotamia.

El rey más importante fue Nabucodonosor II, que emprendió una inmensa actividad urbanística. Para decorar los palacios se utilizó una nueva técnica, el ladrillo vidriado. La realización de estos ladrillos era muy simple y el resultado sorprendente. Los ladrillos se moldeaban y se decoraban en relieve. Posteriormente, se aplicaba el color y se revestían con una pasta de vidrio, para finalmente cocerlos en el horno. Esto daba como resultado unos ladrillos de colores llamativos e intensos (azul lapislázuli, figuras amarillas o anaranjadas). Un ejemplo de ello podemos verlo en las Puertas de Ishtar, un referente de la historia del arte.

A la izquierda: la puerta de Ishtar en el Museo de Pérgamo de Berlín. A la derecha: reconstrucción de la avenida y la puerta de Ishtar, en la que se ve claramente una doble altura. Fechada en el 575 a.C.

En el centro de la ciudad, Nabucodonosor construyó el zigurat Etemenanki, en honor a Marduk, el dios protector. Según algunos historiadores, este zigurat sería la Torre de Babel bíblica. Apenas nos han llegado restos de este gran templo y solo disponemos documentación en el relato bíblico y en los textos del historiador griego Heródoto.

Reconstrucción de lo que podría ser el zigurat de Nabucodonosor II, en base a las descripciones realizadas por Heródoto y los restos encontrados.

En cuanto a la escultura, la obra más representativa de este momento es el Código de Hammurabi. Se trata de las leyes del estado babilónico. En la parte superior aparece el rey Hammurabi ante el dios Sol, el juez supremo, quien lleva en sus manos una vara de medir, símbolo de la justicia. En la estela se hallan grabadas más de 282 leyes, leyes que el rey Hammurabi recibe de las manos del dios Shamash.

Código de Hammurabi. 1.200 a.C.

Arte persa

En sus inicios, los persas no construyeron arquitecturas monumentales. Sus piezas artísticas se resumían a ornamentos para sus caballos, alfombras u objetos de cuero. La arquitectura y escultura que construyeron fue a partir de establecerse como un imperio, ya que el pueblo persa, en sus orígenes, era nómada.

Cuando el imperio persa conquistó el espacio geográfico de los reinos mesopotámicos, requiriendo una arquitectura propia monumental para su capital en Persépolis, decidió seguir el estilo y la técnica de sus antecesores. La decoración de los palacios se conoce gracias a una descripción realizada por el rey persa Darío II, donde enumera los materiales empleados en la edificación.

Reconstrucción de un detalle de la ciudad de Persépolis.

Sus construcciones utilizaban muchas columnas dispuestas en salas hipóstilas de gran riqueza artística. Las columnas solían ser de madera o piedra sobre un basamento de piedra, y fuste liso o acanalado, que se pintaba. Al mismo tiempo, los capiteles solían tener forma de animales, toros androcéfalos, florales o volutas.

A la izquierda: Partes de una columna persa. Plano, vista frontal y lateral de una típica columna de la ciudad de Persépolis. A la derecha: ruina de la ciudad.

En el 518 a.C. el rey persa Darío I inició la construcción de la capital del imperio, Persépolis. La ciudad estaba emplazada sobre una terraza de 12 metros y circundada por un muro de ladrillos. La entrada a la ciudad se realizaba mediante la Puerta de Todos los Pueblos o Puerta de las Naciones, flanqueada por toros androcéfalos. Las escaleras que permitían el acceso a las terrazas se decoraban con relieves que exhibían procesiones de oferentes y guardas de flores. En el 330 a.C. la ciudad fue arrasada por las tropas de Alejandro Magno.

A la izquierda: Puerta de Todos los Pueblos o Puerta de las Naciones. Entrada a la ciudad de Persépolis. A la derecha: Relieves de la escalera sur de la ciudad.

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